El día de hoy lo hemos empezado recordando qué hicimos en las clases anteriores, aportando cada uno lo que recordaba o qué le había parecido más significativo de la anterior semana. Pero hoy, 1 de Octubre, nos centraremos en las tareas y las secuencias didácticas de una clase. Como bien dice Gimeno (1991): "la
tarea sugiere al alumno cómo ha de aprender, de qué forma hacerlo, cómo
cumplimentar un trabajo, con quién hacerlo, qué rendimiento se considera más
valioso porque es el valorado como más relevante, y lo que se espera de él."
Y es que, hemos de saber, que en enseñanza, es tan importante el qué como el cómo. Incluso, con sólo ver la organización de un aula, el cómo se sientan los alumnos en clase... ya podríamos saber o intuir qué secuencia didáctica y qué organización se lleva a cabo en este espacio.
Cómo y qué aprendemos, están implícitos en las tareas de clase. No sólo aprendemos matemáticas o lengua en las escuelas, implícita, o explícitamente, aprendemos mucho más que fórmulas o palabras, aprendemos valores, nos formamos como personas... nos formamos como personas para así poder entender el mundo. Hasta la socialización también será distinta dependiendo de la organización del mobiliario o espacios de una aula.
La tarea está relacionada con qué hace el profesor, qué hace el alumnado, cómo se organiza la clase, y qué medios y recursos van a utilizarse.
Claramente, hay distintos tipos de tareas, existen las tareas abiertas (como imaginar, comparar, clasificar...), tareas en las que no tiene por qué haber una sola solución, un solo resultado, además, éstas presentan un planteamiento activo. Y existen las cerradas, las cuales sólo producen éxito o fracaso (como ocurre en la mayoría de actividades de un libro de texto).
Aunque cualquier material es casi susceptible a ser utilizado de otra manera, hay ciertos recursos que no resulta sencillo variar su modo de uso, un claro ejemplo sería el libro de texto. Como de tipos de actividades, también hay distintas secuencias didácticas: la que se basa en la manera tradicional de enseñar, otra secuencia es el modelo tecnológico, la del trabajo por proyectos, y por último, la que está basada en actividades de motivación, de producir algo. Y, aunque quizá, la secuencia ideal es la que se inspira en trabajar por proyectos, ya que es la que más autonomía, libertad, e interés le puede producir al alumno, en ciertos niveles educativos es algo difícil llevar a cabo una clase así. Por ello, para niveles ya más elevados como E.S.O y en adelante, la adecuada sea la que se basa en actividades de producción (ideas, comprensión de texto, redacciones, preguntas que fomenten el pensamiento crítico...).
Realmente, aquellos que fervientemente desean innovar, avanzar, pero sin apenas conseguirlo, aquellos que hacen cambios pero para que nada cambie... es otro error y otra confusión de lo que realmente significa progresar o innovación pedagógica... la diferencia entre una pizarra tradicional y una pizarra digital, es el cómo utilizarla. El material es importante, pero sin la persona que lo va a utilizar, puede convertirse en un mero instrumento, es fundamental la relación entre recursos y una buena práctica.
Asimismo, la tarea tiene un significado personal y complejo, pues la forma en que organizamos las tareas dentro de un aula, hace alusión a cómo entendemos la educación.
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