jueves, 19 de noviembre de 2015

Jueves, 19 de Noviembre de 2015

CHARLA JAUME MARTÍNEZ BONAFÉ

En el día de hoy, hemos podido tener el honor de contar con la experiencia de Jaume Martí Bonafé: licenciado en magisterio y pedagogía. Comprometido con corrientes de renovación pedagógica. Además de haber trabajado mucho sobre el libro de texto y los materiales elaborados por el profesorado. 
El aula está diseñada de una determinada manera, con una estructura donde el profesor es el protagonista, el que tiene la verdad absoluta. Pero el aula no es solo un recurso, sino que es algo más, como una teoría de aprendizaje de cómo se enseña y cómo se aprende. Por tanto, la pedagogía nos ha de enseñar a leer, mirar, pensar lo que hay delante, es decir, mirar más allá.


Debate entre profesionales de la pedagogía para la renovación pedagógica

El libro de texto es también toda una teoría de la escuela, una forma de hablar de algo. Cuando lo abrimos y lo miramos ya nos está diciendo muchas cosas. Sin embargo, lo que hay que hacer, es aprender a leer lo que dice, identificar diferentes aspectos...  Con el libro de texto el maestro no se tiene que preocupar de pensar, crear conocimiento… si no de seguir la secuencia que el material marca.

También cabe destacar, que el libro de texto tiene una finalidad económica, y esto se puede ver reflejado a través de quien organiza el trabajo en el aula, es decir, a través de los libros. La información que da el libro de texto está dirigida por una serie de editoriales o empresas privadas relacionadas con los medios de comunicación. Y es que es una realidad, que el libro de texto es una mercancía que se vende para ganar dinero.

El libro nos dice cosas, pero lo que hay que hacer es aprender a interpretarlo. En un primer momento, el libro ya le dice cosas al maestro, (como qué hacer, cómo guiar al alumno en el aprendizaje, organización, secuencialización…) también le dice cosas al alumno (determina que es lo importante, lo que tiene que estudiar, destacándolo con otro color…). Pero este artefacto en relación con el profesor y el alumno, es algo bastante serio, porque es el libro el que le dice lo que es importante, recalcando el desarrollo de la vida en un proceso de enseñanza-aprendizaje. Éste también marca una relación comunicativa con la familia, es un recurso de seguridad sobre lo que están aprendiendo los niños, y donde también les dice a los padres lo que es importante. Además de hablarles a los maestros, alumnos y familias, éste se convierte en un potente negocio, por el dinero que valen, por tanto no es solo un recurso para la enseñanza, sino también, un importante negocio para los medios de comunicación.

Por otro lado, nos cuestionamos ¿Creéis que es posible enseñar sin asignaturas? ¿Y sin libro de texto? La educación está relacionada con estas cosas, pero hay movimientos pedagógicos que apuestan por enseñar sin asignaturas, enseñar de manera interdisciplinar y global, mediante diversidad de materiales, ya que el pensamiento puede secuenciarse de muchas maneras distintas.
Por tanto, ¿cómo trabajamos en un aula si no tenemos libros de texto? Es importante que desde el aula nos planteemos que es lo qué nos preocupa, lo que nos interesa, y esto requiere de una fuerza pedagógica potente, saberes que son interdisciplinares, que son significativos para los alumnos… En infantil el trabajo por proyecto es mayor, ya que no hay presión por alcanzar unos determinados conocimientos, contenidos… como en las etapas posteriores. Si tienes seguridad en lo que haces y planteas, es cuando puedes empezar a librarte de la presión del libro de texto, por tanto es posible. Pero también se debería de establecer un espacio donde buscar alternativas al libro. Cualquier estrategia de innovación educativa, cambio, renovación pedagógica… has de trabajarla intentando tener a la familia como cómplice del proceso.


Una forma de construir el conocimiento es relacionarlo hacia una propuesta educativa a través de la experiencia personal o la bibliografía de los niños. Para ello, se ha de buscar materiales didácticos, recursos, que ayuden a consolidar estructuras cognitivas más estables, es decir, vincular los conocimientos con la cultura. El aprendizaje significativo no facilita el aprendizaje fragmentado. Por otro lado, los contenidos obligatorios que aparecen en los diseños curriculares bases, son siempre menos, que los que aparecen en el libro de texto. Los contenidos los puedes dar de muchas maneras, estos se pueden trabajar de formas muy distintas y con el libro solo se puede trabajar de una forma.

En nuestra opinión, creemos que desde la pedagogía se debe tener una actitud investigadora, de búsqueda de nuevas alternativas, como impulsar nuevas formas de enseñar en el aula… pero ¿Cómo conseguimos transformar las prácticas cotidianas dentro del aula, para que un dispositivo como es el libro de texto pueda ir desapareciendo?
También hay que atender a los mensajes que están detrás del libro de texto, y esto requiere un compromiso por parte de los docentes y una participación conjunta, algo fundamental. Sería interesante crear espacios donde se compartan experiencias y sobre lo que saben otros compañeros.

Y hablando de estos aspectos, cómo no nombrar la visión pedagógica de Freinet, donde la pedagogía se debe de tener como un componente de optimismo, de ilusionarse con nuevos proyectos... Los maestros deben de tener una ilusión, emoción… de enseñar, es decir, transmitirles a los alumnos esa ilusión, emoción… por aprender.

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